Desobediencia civil en Cuba: Las protagonistas

La desobediencia civil en Cuba ha tomado cuerpo durante los últimos dos años en varias provincias y municipios del país ―segunda mitad de 2010 y todo el 2011―. Los motivos son diversos; tanto económicos y sociales como políticos e ideológicos. En las entrevistas a continuación los lectores podrán conocer las opiniones de tres de sus más representativas protagonistas, aunque no las únicas: Sara Marta Fonseca Quevedo, Rosario Morales La Rosa (Charito) e Ivonne Malleza Galano.

Sara Marta realizó, junto a otras cuatro mujeres el 23 de agosto de 2011, una protesta pública en la escalinata del Capitolio Nacional en La Habana. Tuvo lugar por espacio de treinta y tantos minutos, hasta que las activistas fueron detenidas y conducidas por operativos de la policía política y del orden público a una unidad policial. Charito e Ivonne hicieron otro tanto tres días después, en el Mercado Único de Cuatro Caminos, conocida y populosa zona habanera donde se comercia todo tipo de productos agro-industriales las 24 horas del día. Ambas se mantuvieron en sus reclamos durante dos horas hasta que, finalmente, sufrieron el mismo destino que Fonseca, sólo que en esta ocasión actuaron, sin apoyo de otras fuerzas, varios miembros de la Seguridad del Estado.

A las tres mujeres les hice las mismas preguntas:

-Datos personales
-¿Cuándo se iniciaron en su lucha a favor del respeto de los DD.HH. en Cuba?
-¿Por qué pasaron de la reclamación cívica al enfrentamiento directo?
-¿En qué organización militaban cuando decidieron enarbolar la bandera de la desobediencia civil?
-¿Qué objetivos persigue su movimiento y de qué mecanismos se valen para lograr sus objetivos?
-¿Cuáles han sido los tres momentos más difíciles que han tenido que enfrentar ―según el caso― en esta titánica lucha contra las autoridades cubanas?
-¿A qué medios ―materiales, psíquicos o espirituales― han recurrido para sacar fuerzas y continuar la lucha?
-¿Qué mensaje desearían hacerle llegar al pueblo de Cuba?
-Una pregunta específica a Sara Marta acerca del desarrollo de su protesta ante el Capitolio. Hice la misma pregunta a Charito e Ivonne sobre sus reclamos en el Mercado Único.
-Y la última pregunta a cada una por separado: Sus conclusiones sobre el evento que protagonizaron.

Sara Marta Fonseca

Sara Marta es una mujer amante del hogar y su familia. Ama de casa. Odia la violencia, venga de quien sea. Es natural de la provincia central Villa Clara, municipio de Santo Domingo. Nació el 4 de septiembre de 1970 y tiene 41 años de edad.
Su familia jamás simpatizó con el gobierno impuesto por los hermanos Castro. Se inició en la oposición en el año 2004 (Partido Pro-Derechos Humanos de Cuba), afiliado a la Fundación “Andrei Sajarov”. Se mantiene como secretaria ejecutiva de esa agrupación. Es también delegada provincial en La Habana del Grupo por los Derechos Civiles “Rosa Park”, vocera nacional del Frente de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil “Orlando Zapata Tamayo” y pertenece a Las Damas de Blanco (LDB).
Comenzó en la lucha por los Derechos Humanos con mucho temor y con actitudes discretas en su enfrentamiento al gobierno (vigilias, actividades sencillas, encuentros y conferencias dentro de las viviendas de los opositores políticos…). Luego de un proceso de maduración y radicalización, se decidió por los enfrentamientos directos a la policía política y sus grupos represivos, imbuida por el deseo de vivir en una patria libre.
“Recuerda ―expone Fonseca― que en el 2007 (realizando ayunos en Los Pinos, municipio habanero de Arroyo Naranjo), en el hogar de Raimundo Alejandro y Oscar Guido Cruz, salíamos a las calles con los brazos cruzados en señal de protesta por las necesidades materiales, pero no se tomaban imágenes y no quedaban evidencias de lo que se realizaba. Por esa razón nos inclinamos por el enfrentamiento directo para demostrarle al pueblo cubano la esencia represora del régimen de los Castro y que algunos cubanos nos rebelábamos.
“Pero no fue hasta transcurridos dos años (2009), en la ciudad de Santa Clara y con el Movimiento feminista “Rosa Park” ―nos dice Sara Marta―, que hice mi primera marcha pública con mujeres, para transmitirle al ciudadano promedio los motivos de la lucha y que éste la concientizara y supiera que en Cuba existen opositores pacíficos al gobierno que se resisten a continuar viviendo en las condiciones miserables y de abandono total actuales.
“El Movimiento Rosa Park de Santa Clara está integrado por mujeres muy valientes que se lanzan a las calles a pesar de sufrir crueles actos represivos. Idania Llánez Contreras, Iris Tamara Pérez Aguilera, Ronaida Pérez Paseiro, Damarys Moya Portieles y Marta Díaz Rondón, nos unimos. Me llamó mucho la atención la posición de Idania que, a pesar de tener tres hijos pequeños a quienes los represores también maltrataban en su presencia cuando salían en defensa de su mamá, ella continuaba la lucha sin temor a las consecuencias. Era un digno ejemplo a seguir. Me conmovió mucho. También influyeron en mí el abuelo paterno y mi padre, luchadores cívicos durante la tiranía de Fulgencio Batista. De forma similar actuaron en mi formación las enseñanzas y estudios que recibí de Mahatma Gandhi y Martin Luther King, Jr. Ellos delinearon la posición final que asumí contra el gobierno para provocar una reacción ciudadana y el estallido social generalizado en el país. En varias oportunidades hemos estado a punto de lograrlo. Lo prueban las marchas públicas en varias regiones, provincias y municipios de Cuba entre finales del año 2010 y todo 2011, con la Marcha Nacional “Orlando Zapata Tamayo” y las protestas Cívicas en el Capitolio y el mercado de Cuatro Caminos, ambas en esta capital”.
Sara Marta hace una pausa para tomar un poco de agua y continúa su exposición:
“En el movimiento feminista Rosa Park, nuestro objetivo es llevar el mensaje a los hombres y mujeres que integran la base social que hoy lucha para recuperar sus derechos despojados por los gobernantes de turno. Y, al mismo tiempo, demostrar que la mujer es capaz de reclamarlos por todos los medios que estén a su alcance”.
Y adiciona: “El objetivo central que perseguimos es recuperar la democracia perdida en la nación. Buscamos cambios radicales: diversidad de opinión, pluripartidismo, sustitución periódica de los gobernantes mediante procesos de elecciones transparentes y periódicas, establecimiento de un Estado de Derecho y respeto a las libertades ciudadanas, entre otras reivindicaciones”.
Fonseca Quevedo se toma un respiro ante la próxima pregunta que le hago. Pienso que es difícil de responder y requiere una reflexión profunda.
“Los tres momentos más difíciles que he tenido a lo largo de esta lucha han sido: el 18 de abril de 2011. Fui agredida en mi casa. Golpearon a mi hijo brutalmente (patadas en el piso, golpes en la cabeza…). Se lo llevaron detenido junto con mi esposo y conmigo para una unidad policial. Mi hijo gritaba consignas antigubernamentales dentro del patrullero. Se declaró en huelga de hambre y líquidos y se mantuvo firme e inclaudicable. Transcurridos unos días me sacaron de la celda para un interrogatorio y me pasaron ante el calabozo donde encerraron a mi hijo para que viera en el estado deplorable en que estaba. Lo vi muy mal. Esa noche me volvieron a sacar y me recomendaron hablara con él para que abandonara el ayuno. Como madre me dolió verlo en ese estado de salud, pero siendo opositora no podía persuadirlo a que cejara en su empeño. Adopté la línea de decirle que continuara la huelga aunque me las ingenié con gestos para que tomara agua aunque no alimentos, para evitar su deshidratación. Temía que mis captores me estuvieran grabando y luego lo utilizaran en algún programa especial para someter al pueblo.
“El segundo fue con mi mamá cuando me arrestaron. Estaba llorosa y sufriendo, pero firme. La tercera fue durante los trece días que estuve detenida. Me comunicaron las autoridades policiales que los tres íbamos a ser enjuiciados. Me trajeron a mi hijo. Observé le habían propinado un fuerte golpe en el ojo izquierdo. En esa oportunidad tampoco mostré debilidad. No lloré, aunque lo besé con infinito amor. No le pregunté por el golpe recibido”.
Sara Marta recurre, como buena cristiana, al amor y el poder que Dios ejerce sobre ella ante los intentos de chantaje, amenazas y presiones de sus captores en su afán para que abandone la lucha. Y les señala a sus represores que ellos, como ateos, no pueden entender su confianza en un Ser Supremo en cuyas manos pone su destino y el de sus seres queridos. Y afirma:
“Jamás lograrán debilitar mi espíritu y posición reivindicadora. Mientras más me repriman, más fuerza interior me darán. Incluso el fallecimiento de Laura Pollán en circunstancias misteriosas fortalece mi lucha. Yo tengo una gran fe en la victoria. La razón está de nuestra parte. Es de ahí que saco mis fuerzas físicas, psíquicas y espirituales. Dios nos creó libres y así ha de ser.
“El mensaje que le envío a mi pueblo es que piensen en el medio siglo vivido en Cuba con ausencia total de libertades y violentos períodos de represión gubernamental. Les recomiendo que estudien la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Biblia. Con la primera sabremos qué nos corresponde por derecho y de qué nos privan nuestros gobernantes. Con la segunda, comprobaremos que Dios nos creó libres e iguales y ningún hombre, por fuerte que sea, puede privarnos de ese don tan preciado. No deben tener miedo. Hay que unirse. La libertad está a tres pasos: Despojarnos del temor, buscar la unidad en la diversidad ciudadana y participar con valor en la explosión social que se avecina. Sólo así nos sacudiremos los 52 años de tiranía totalitaria que padecemos”.

Rosario Morales (Charito)

Rosario Morales es una mujer morena, sencilla, amable, querida por sus familiares y amigos. Detesta la violencia como método para solucionar problemas. Tímida y de pocas palabras. Y un detalle importante: Adora a su único hijo, Renier. La Rosa es natural de la provincia oriental de Santiago de Cuba. Tiene en la actualidad 49 años de edad y lleva seis años vinculada a la lucha pacífica en defensa de los Derechos Humanos en Cuba (año 2005). Sus primeras inquietudes sociales se manifestaron a través de sus vínculos a una biblioteca independiente y, de este modo, por ser una incansable lectora, tuvo acceso a diversos temas socio-económicos y políticos proscritos por las autoridades cubanas. Gracias a esta relación suya con el conocimiento, tuvo la iniciativa de repartir u obsequiar libros, revistas, folletos y periódicos entre los miembros de su comunidad.
En este bregar, conoció ese mismo año que existía un Movimiento de Integración Racial (MIR), y se incorporó a sus filas. Al principio tuvo una actuación discreta en esa organización: repartía libros, folletos, plegables con la Declaración Universal de los Derechos Humanos… Como laboraba en una oficina de correos (estatal como el 95% de todos los centros de producción y servicios en Cuba) utilizaba esta facilidad y vínculos con los miembros de su zona postal para divulgar temas prohibidos por el gobierno entre la ciudadanía. Por actuar de ese modo fue amonestada y separada de su centro de trabajo. Al año siguiente se sumó a Las Damas de Blanco, (LDB), organización en la que se mantiene hasta nuestros días.
“A partir de ese momento ―refiere Rosario― asumí una posición de confrontación directa contra el Gobierno de los hermanos Castro debido a la injusticia cometida por las autoridades policiales contra mi hijo, de 27 años de edad. En el año 2005 un policía se ensañó con él sin motivo alguno. Se dirigió al muchacho en mala forma. Discutieron. Ambos se alteraron. El militar lo empujó. Lo abofeteó y, no satisfecho con ello, lo lanzó al piso y la emprendió a patadas, para finalmente conducirle a la Unidad de Orden Interior de Cojimar. Como si no fueran suficientes los abusos cometidos contra mi vástago, lo acusó de desacato y le impusieron una multa de $500,00, moneda nacional (MN). A los 5 meses y medio de ocurridos los hechos narrados, le celebraron juicio a Renier. La petición fiscal ―ratificada posteriormente― se convirtió en una condena de ¡ocho años de privación de libertad! Lo enviaron a la penitenciaría “1580”, ubicada en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón. A partir de ese momento adopté una conducta radical: comencé a manifestarme en las calles abiertamente y con un lenguaje que respondía a las necesidades materiales, sociales y por los derechos inalienables del cubano medio”.
Charito no ocupa cargos en LDB ni en el MIR. Contra ella los cuerpos represivos policiales han utilizado un sinnúmero de mecanismos (amenazas e intentos de chantajes y presiones aludiendo que con su actitud contestataria perjudicará a su hijo en prisión…) pero lo único logrado por los uniformados es convertirla cada día en una persona más radical en sus reclamos públicos. Ella refiere haber sufrido 45 detenciones o limitaciones de movimiento hasta noviembre de 2011. Sostiene y mantiene huelgas de alimentos y líquidos desde que la introducen a los calabozos hasta su ulterior liberación. En una ocasión y para doblegarla le propinaron una soberana paliza a su hijo en presencia de ella. De la misma manera sufrió una golpiza tan brutal que durante 21 días debió mantener el brazo inmovilizado por bulsitis y fuertes dolores en las articulaciones y músculos.
“Mis objetivos en la lucha ―confirma Charito― es mostrarle a la población que existe una oposición social y política al gobierno, que luchamos y defendemos los verdaderos intereses del pueblo, que esta disidencia está identificada con la ciudadanía y quiere hacerle llegar un mensaje claro y preciso: ¡Qué pierdan el miedo y hagan todo lo posible por la unión estratégica con el fin de sacudirse el yugo gubernamental! Para lograr esa posición común y masiva es que utilizamos el lenguaje que necesita y entiende el pueblo. Planteamos sus problemas y le señalamos que el único culpable de sus privaciones no es el embargo norteamericano, como quiere hacer creer el gobierno, sino la ineficiencia e ineptitud de las autoridades cubanas. En las tiendas recaudadoras de divisas hay todo tipo de ofertas de uso y consumo, pero están fuera del alcance económico del ciudadano medio. Que el desempleo creciente se debe a la elevada y absurda burocracia y a los obsoletos métodos de dirección de quienes dirigen las esferas tanto de la producción como de los servicios. De igual modo, los medicamentos básicos no se comercializan en la red de farmacias en moneda nacional, aunque sí están presentes en las especiales donde se pueden adquirir en divisas o CUC (moneda fuerte cubana y al alcance de pocos privilegiados). Les hablamos de lo absurdo que es la existencia y aplicación de la Ley de Deportación (Nro. 217 si mal no recuerdo) que no permite el acceso a la capital del país, con carácter permanente, a personas residentes en otras provincias, fundamentalmente en las orientales.
“Ese es el lenguaje que utilizamos en nuestra comunicación con el pueblo en los actos públicos. Enviamos un mensaje que refleja las verdaderas violaciones a sus derechos y necesidades. No las necesidades que siembra forzosamente el gobierno en la mente del cubano medio, que no son importantes ni responden a sus intereses vitales, pero que sí son portadoras de una elevada carga doctrinal concebida para doblegarlo y vencer su resistencia e intentos de unidad ciudadana. Un pueblo desinformado es víctima de sus depredadores”.
La próxima pregunta que le hice a Charito la obligó a una profunda y necesaria reflexión.
“El primero fue uno que me impactó profundamente ―continuó con su exposición Rosario―. Ocurrió después de una prolongada huelga de hambre de mi hijo en la prisión 1580. Estuvo al borde de la muerte. Me avisaron de su estado de salud crítico las autoridades penitenciarias. Renier fue ingresado en el Hospital Nacional de Reclusos ubicado en el interior del penal Combinado del Este, en La Habana. Allí permaneció por espacio de 25 días. Lo alimentaban por vía intravenosa acompañado por sueros de glucosa. Salvó su vida milagrosamente.
“El segundo hecho que me marcó emocionalmente se produjo durante el séptimo aniversario de la Primavera Negra. Fueron nueve días de duro batallar y actividades diarias en diferentes puntos de la capital. Días tensos, tristes, de fuertes tensiones, sabíamos a dónde iríamos pero desconocíamos sí regresaríamos o no a nuestros hogares. Pero confiábamos en Laura Pollán.
“La tercera sucedió el 26 de agosto de 2011 con la protesta que Ivonne y yo protagonizamos en la Plaza de Cuatro Caminos (Mercado Único). Al finalizar la misma y luego de dos horas de sostenerla, fuimos conducidas a la unidad policial de Tallapiedra. En su interior nos golpearon a las dos con saña y despiadadamente. Un militar me propinó tal piñazo en el ojo izquierdo que durante varios días, debido a la hinchazón y los dolores, no podía ver ni mover el ojo. A Ivonne una oficial de uniforme le dio con tanta fuerza que la lanzó al piso y junto con la silla, ambas rodaron por el piso hasta chocar contra la pared del local, mientras que le decía ―con el terror reflejado en su rostro―: ¨Te das cuenta del estallido social que por poco creas…¨”.
Ante mi próxima pregunta Rosario se reclinó en la butaca, respiró profundo y me respondió: “Las fuerzas a las que recurro para mantenerme en la lucha están vinculadas a la tristeza que siento al ver como cada día que pasa se atomiza más mi país. Mirar cómo se cae en pedazos lo poco, valioso y bueno que aún nos queda. Saber que el único culpable es el gobierno cubano, a quien no le interesan las vicisitudes por las que atraviesa, día a día, el pueblo. Nos tiene atados de pies y manos. No puedes moverte fuera de tu país, ni siquiera mudarte a otras provincias en el caso de los que viven en las regiones orientales. Sólo se te permite sobrevivir a diario y a duras penas…
“Pero yo tengo un mensaje importante que transmitirle al pueblo de Cuba: Que abandonen el miedo natural que sienten ante una confrontación social masiva. Tienen que defender sus derechos ciudadanos. La oposición política y la sociedad civil emergente en el país están junto a su pueblo. ¡Defiendan sus derechos! Todos estamos unidos porque queremos recuperar lo que nos pertenece. La libertad no cae del cielo como el bíblico Maná. Hay que recuperar lo que es nuestro. Solamente actuando de ese modo nos respetaremos y seremos respetados por todos los pueblos y gobiernos democráticos del mundo”.

Ivonne Malleza

Malleza Galano es una joven mujer, sencilla, tímida en extremo, aunque de mirada profunda y escrutadora. Prefiere escuchar a los demás que oírse a sí misma. Como sus hermanas Sara Marta y Rosario, odia la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Detesta a los gobernantes tiránicos, sobre todo si éstos son totalitarios. Valiente y decidida en hacer que los eventos sucedan, no está dispuesta a esperar a que éstos ocurran espontáneamente. Actualmente tiene 35 años de edad.
Sus primeros pasos en la oposición política pacífica los realizó a principios del año 2002, en las filas de la Unión Nacional de Opositores (NATURPAZ), un movimiento de corte ecologista, cuyo objetivo consistía en denunciar las violaciones cometidas por las autoridades cubanas y las comunidades poblacionales por la falta de cuidados en los cuales se incurren, consciente o inconscientemente, y que perjudican la conservación del medio ambiente que nos rodea. En el año 2008 se vinculó a LDB, en su carácter de Dama de Apoyo. En estos momentos ya es miembro pleno de ese movimiento defensor del respeto a los Derechos Humanos, y así se presenta donde quiera que se produzca una violación de éstos.
Al principio de sus actividades públicas en defensa de las libertades ciudadanas, manifiesta que sentía cierto temor ante los cuerpos represivos que movilizan las autoridades cubanas. Poco a poco estas aprensiones han ido desapareciendo en la medida en que se convertía en testigo de la represión a que eran sometidos sus hermanos y hermanas de lucha, e incluso ella misma, por los operativos de la policía política y los grupos paramilitares movilizados por los primeros. Estas experiencias le han permitido superar el miedo propio de los seres humanos.
“En la medida en que observo como los representantes gubernamentales se manifiestan con mayor agresividad hacia el cubano medio --señala Ivonne-- me convenzo debemos radicalizarnos también nosotros en el enfrentamiento que sostenemos con ellos, con mayor entrega y valor en la búsqueda de la chispa que provoque la explosión social que liquide de una vez por todas esta tiranía totalitaria que padecemos los cubanos por más de medio siglo.
“A mí nadie me estimuló para que asumiera la proyección contestataria que mantengo en estos instantes. Pienso que fue el resultado de varios eventos que se concatenaron: una maduración no solamente de mi carácter sino sociológica, la observación permanente y sistemática que recibo de los sucesos que a diario suceden en el país y la poca o nula respuesta que le ofrecen los gobernantes a nuestra ciudadanía, actitud que demuestra lo poco o nada que para ellos, los poderosos, significamos nosotros, los sometidos“.
A Ivonne también le hice una pregunta que, como a sus hermanas de lucha que la antecedieron en la entrevista, la puso a pensar profundamente.
“Los dos hechos más relevantes que han marcado mi vida fueron; en primer lugar, el acto de repudio que debí enfrentar al unirme a LDB y someterme a los golpes, ofensas, humillaciones y actos de evidente deshumanización mostrados por quienes se comportaban como bestias ante nosotras, mujeres indefensas que exclusivamente reclamábamos, en esos tiempos, la libertad de nuestros seres queridos. Ellos estaban convencidos que todos sus actos vandálicos cometidos por encima de las leyes dictadas por unos hombres, debido al carácter ambivalente y oportunista del régimen opresor, gozarían de la impunidad que les garantizaban otros individuos que eran precisamente, los que estaban allí, organizándolos, dirigiéndolos y orientándoles qué podían o no hacer, despojados del mínimo apego a los sentimientos humanitarios y por los cuales serían premiados en su oportunidad.
“El segundo ocurrió durante los nueve días de actividades realizadas por el séptimo aniversario de la Primavera Negra de 2003. Fueron nueve jornadas muy duras, en condiciones muy difíciles para nosotras por la violenta represión gubernamental a que fuimos sometidas. Pero estoy convencida que no existe otra vía para obtener nuestros reclamos que no sean por medio de la confrontación pública y directa con los cuerpos represivos gubernamentales.
“Mi mensaje al ciudadano medio es que debe comprender que en la medida en que crece la colisión entre el gobierno y LDB aumentará el nivel de conciencia ciudadana. Pero para lograrlo debe perder el miedo porque éste lo lleva a la autocontención y el sometimiento. Tiene que manifestarse públicamente ante el régimen y exigirle cumpla con las verdaderas aspiraciones ciudadanas o aumentar su resistencia en todos los órdenes, hasta derrocarlo”.

Conclusiones

Ya se escuchan en el país, con mayor frecuencia, nuevas expresiones y protestas sociales; pero sobre todo se observan manifestaciones públicas similares a las narradas en estos coloquios por sus protagonistas; en las provincias de Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Santiago de Cuba y Holguín, además de la capital del país y algunos municipios habaneros. Otras regiones se suman, poco a poco, a este despertar cívico. Ha llegado la hora de pedir cuentas al gobierno. El camino hacia la definitiva y verdadera democracia está abierto. El temor del cubano medio comienza a desaparecer. Las serias contradicciones dentro de los sectores gubernamentales ―dirigentes de primera y segunda línea y militares de considerable graduación que disfrutan de privilegios pero que no se conforman con lo obtenido― revelan a la población el ocultamiento en que los máximos dirigentes tratan de mantenerlas debido a las inconformidades por la futura redistribución del poder en el ansiado post-castrismo. Nuestro pueblo, como los de Egipto, Libia, Siria o Túnez ha comenzado a descubrir sus verdades fundamentales. Cuba, desde luego, no puede constituir una excepción en el presente tsunami de depuraciones. La hora llegará inevitablemente, más temprano que tarde. Así lo demuestran las sacudidas sociales en el mundo y lo sancionará la Historia que en nuestra patria está por escribirse con la sangre, el sudor y las lágrimas de toda su ciudadanía.

Héctor Maseda

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