“¿Alien Marciano?”. “¡Sí señor! El apellido es por mi abuelo, siciliano; y el nombre, por la película, la de los 70”. Nada anormal: no era, ni con mucho, el más extraño de los apelativos con los que tenía que lidiar frecuentemente.
“¿Y cómo dice usted que eran los que lo raptaron y lo dejaron en los Cayos?”. “Unos aseres verdes, flaquitos, bajitos y cabezones; con ojos grandes y antenitas en la frente. Como en las películas, ya usted sabe”.
Simples preguntas de rutina. Había que detectar a posibles sospechosos de tráfico humano, de drogas o, en el peor de los casos, de infiltración de terroristas. En sus años en el centro de detención de Krome, el funcionario de inmigración había escuchado toda suerte de historias al entrevistar a los cubanos: los que llegaron por mar, los que arribaron por tierra, los que se acostaron a dormir en Guanabacoa y despertaron en el Aeropuerto Internacional de Miami... Su capacidad de asombro estaba agotada. La más reciente era la vía sur, con escala en Honduras. Así que no era de extrañar que ahora comenzaran a utilizar también la Vía Láctea; a fin de cuentas, la Estrella Polar marcaba el rumbo. Y además, quizás a partir de aquel momento el decreto de pies secos-pies mojados se modificara hasta abarcar el concepto de pies limpios-pies empolvados (de polvo de estrellas, se entiende). “Aquí tiene sus papeles; su primo le espera”. Mientras salía, Alíen reflexionaba.
Había valido la pena aprender aquella jerga, más complicada que la de los hombrecitos amarillos del país del gran muro de piedra que se divisaba desde el espacio, y que puso a prueba los programas de los ultrarrápidos nuevos sistemas de traducción simultánea.
Afuera, XX1 divisó a XX2, que avanzaba sonriente, orgulloso de pasar a la historia intergaláctica como el primer miembro de la clandestina colonia extraterrestre en la Tierra en lograr entrar a los Estados Unidos bajo el estatus de protección de la Ley de Ajuste Cubano.
Ángel V. Lago
1 comentario:
La pelicula Alien ,de Rydlei Scott no fue hecha en los setenta, investiguen para que sus historias, por muy de ficcion que sean, puedan "ser creibles" al momento que la vinculan con hechos que si han ocurrido
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