Collage: Opinan los expertos

“Collage: Opinan los expertos” es una recopilación de citas extraídas de ensayos, artículos y reportajes aparecidos en diversos medios internacionales y centrados en las revoluciones que desde principios de este año sacuden el Magreb y Oriente Medio. Se trata de un esfuerzo encaminado a ofrecer a los lectores de la Isla, en apretada síntesis, la mayor cantidad posible de visiones y perspectivas autorizadas sobre un fenómeno, la Primavera Árabe, que ha puesto patas arriba el escenario sociopolítico contemporáneo.

Internet y la revuelta árabe (Andoni Orrantia en Noticias de Álava)

Los jóvenes de la revolución del 25 de enero, los que hicieron caer al dictador Mubarak, gestaron la hazaña en Internet. Y es que la mayoría de los 160.000 blogueros que existen en Egipto tienen entre 25 y 30 años y el 30% de ellos escribe de política. Por este motivo, algunos gobiernos han acompañado en los últimos años la construcción de nuevas redes con otras medidas para controlar lo que se publica en la Red, poniendo en el punto de mira a los periodistas digitales. En Egipto, por ejemplo, hasta el momento existía un departamento de 45 personas encargadas exclusivamente de controlar lo que se publicaba en Facebook. Fue el caso del encarcelamiento del bloguero Andel Kareen durante cuatro años, acusado de haber insultado al Islam y difamado contra Mubarak. Sin embargo, pese a esta represión, el número de blogs ha ido creciendo en los últimos años. La resistencia de Gadafi, las dimisiones de los presidentes egipcio y tunecino y las posteriores celebraciones se han podido seguir en directo a través de las televisiones, radios y páginas web de los diarios de todo el mundo, pero lo más importante: también a través de los comentarios, imágenes y vídeos que los protagonistas y espectadores de los acontecimientos han colgado en Twitter, Facebook o Youtube. En las primeras 24 horas después de la dimisión de Mubarak se habían subido 3.470 vídeos referidos a Egipto y 2.740 al líder derrocado. En el caso de Túnez, en los primeros días de la revolución, la foto que muchos internautas árabes eligieron para su perfil de Twitter fue la de Mohamed Bouazizi, el joven que se inmoló y que encendió la mecha de las protestas. Semanas después, cuando la Plaza de la Liberación de El Cairo se llenó por primera vez de manifestantes, las fotos de Bouazizi fueron sustituidas por banderas.
La tercera parte de la población mundial ya es internauta. Facebook ha conectado a casi 600 millones de personas en todo el mundo. Los mensajes ya no son cosa de las operadoras, sino de Twitter, que procesa 60 millones al día. De Youtube, donde vemos a diario 1.900 millones de vídeos. En el fondo, subyace la idea de que la gente tiene ganas de crear. De comunicar. Las barreras de generación de contenidos se han reducido a la mínima expresión. Y en este punto, el concepto de actualidad puede que esté cambiando desde hace tiempo. Poco a poco se ha ido estableciendo en las mentes la idea de que la importancia de los acontecimientos es proporcional a su riqueza en imágenes. O, por decirlo de otro modo, un hecho que se puede mostrar es más fuerte, más eminente que el que permanece invisible y cuya importancia es abstracta. Es el nuevo orden social. Las palabras o los textos no valen tanto como las imágenes. Y al concepto de actualidad se le une la transformación del concepto de la veracidad de la información. Ahora un hecho es verdad no porque responda a criterios, rigurosos y verificados en sus fuentes, que también; sino porque además todo el mundo se haga eco de él. Los jóvenes de Egipto, Túnez y Libia han conseguido que si algo pasaba uno de ellos estaba allí para grabarlo y después contárselo al mundo. Hace un año, también se encontraban ahí, pero no eran noticia. Hoy, con Internet, las cosas han cambiado.

Túnez: De la blogosfera a Facebook (Patrick Haenni en Swiss Info)

Aparecidos a finales de 2004 en Túnez, los blogs de simpatizantes del movimiento ‘Hermanos Musulmanes’ abrieron una brecha en el seno de esta organización poco transparente. Estos blogs iniciaron una dinámica de apertura y una nueva cultura militante caracterizada por los valores que arrastra la Red. Con el paso del blog a Facebook y su potente función interactiva, estos jóvenes simpatizantes de los ‘Hermanos Musulmanes’ entraron en contacto con jóvenes que practicaban otras formas de militancia o ninguna de éstas. La utilización de Facebook permitió también la apertura sobre el resto del mundo, y esto de mucha mejor forma que los blogs.
Se ha visto que los “facebookers” se han impuesto sobre la escena de la militancia, gracias también a las cadenas árabes vía satélite que retransmiten sus testimonios y sus imágenes. En Túnez, donde me encuentro actualmente, uno de ellos se convirtió en Secretario de Estado. Las paredes de Túnez están cubiertas con inscripciones que le agradecen su papel, así como a los raperos que abastecen también esta nueva cultura militante. Entre las primeras detenciones a raíz del levantamiento en Túnez figuran las de los “facebookers” y las de los raperos, como “El General”. Estos nuevos militantes no creen en grandes ideologías. No se interesan por soluciones globales hechas: ni “la gran noche”, ni el Estado islámico. Es una cultura política centrada en los derechos humanos y en una lógica de Red en su funcionamiento. En términos de valor, se sitúa a la vez en el individualismo y en la cultura de masas. Ellos no luchan por un modelo de sociedad o un programa político preciso, sino por un marco claro de la regulación política y la vida en conjunto. Razones para las cuales pueden aunar toda clase de sensibilidades.
Facebook fue el vector de un momento de la movilización contra el régimen. Tuvo un efecto amplificador difundiendo las imágenes de la represión y permitiendo la reunión de distintos grupos, acelerando su politización. Resultado: se tiene ahora en Túnez una especie de herencia revolucionaria autónoma que se hizo fuera del campo político tradicional. De tal modo que los tunecinos están convencidos de haber hecho ellos mismos la revolución y nadie tiene el derecho de apropiársela.

El poder del pueblo (Tomas Lundin en Svenska Dagbladet)

Desde el inicio del levantamiento contra Hosni Mubarak, hemos podido ver en las calles de El Cairo y en la plaza Tahrir a miembros del Movimiento del 6 de Abril blandiendo el emblema de Otpor!: un puño blanco cerrado sobre un fondo negro. Entre estos militantes se encuentra Mohammed Adel, un bloguero de 22 años. “Estuve en Serbia y recibí formación sobre organización de manifestaciones pacíficas y sobre los mejores medios de oponerse a la brutalidad de los servicios de seguridad”, contó en una entrevista concedida a Al Jazeera.
Cuando volvió a Egipto, a finales de 2009, traía en su maleta una guía de las actividades subversivas, que transmitió a los demás miembros del Movimiento del 6 de Abril y al movimiento de oposición Kifaya. Apenas un año más tarde, sacó partido de lo aprendido. Srdja Popovic afirma que lo decisivo es el “people power”, el poder del pueblo. Ninguna revolución se parece a otra, pero existe un arsenal de instrumentos que pueden ponerse en práctica en cualquier lugar. “Cualquier régimen, incluso el más represivo, puede derribarse con medios pacíficos”, asegura.

Irán y las antenas parabólicas (Manuel Martorell en Cuarto Poder)

Durante estos días se suceden con intermitencia las manifestaciones en la capital iraní y en otras ciudades, donde las calles han vuelto a ser ocupadas con grandes despliegues de fuerzas antidisturbios y unidades de Basijis. Las últimas movilizaciones indican que el rechazo al régimen se está extendiendo por todas las capas de la sociedad iraní. “Ya no se puede decir que son las clases medias las que protagonizan las manifestaciones, como ocurrió en el año 2009. Ahora también participan habitantes de la zona sur (donde viven las clases más desfavorecidas). Los del sur de Teherán tampoco están con el régimen”, explican testigos haciendo una comparación con lo ocurrido aquel verano durante las protestas contra el fraude electoral.
“No es posible saber exactamente lo que está ocurriendo. Además de las barreras en Internet, ahora el Gobierno se está lanzando de nuevo contra las antenas parabólicas”, dicen jóvenes que han participado, como cientos de miles de iraníes, en las últimas movilizaciones. Durante años, el Gobierno iraní, utilizando unidades especiales de la policía, se dedicaba a detectar y retirar las antenas parabólicas. Tuvo que desistir en su intento porque las familias se las ingeniaban para fabricarla de forma artesanal, disimulándolas tras las cortinas o las persianas de los balcones.

Los expertos creen irreversible la democratización (Silvia Blanco en El País)


La cadena de televisión Al Jazeera ha sido determinante en las revueltas, según Lionel Jospin, el que fuera primer ministro francés entre 1997 y 2002, porque “sus periodistas han introducido la cultura del debate en el mundo árabe”, en el que ha emergido también una “opinión pública que sabe quién es”, con una identidad propia. Y si la televisión panárabe ha contribuido a la formación de esa masa crítica, las redes sociales han desempeñado un papel acelerador de las revueltas, “con las que los ciudadanos, conectados, han logrado retar el statu quo”, ha afirmado por su parte Wim Kok, ex primer ministro holandés, quien precisa que es la gente y no Internet el motor de las manifestaciones. En su opinión, la sociedad civil ha protagonizado los cambios en Egipto y Túnez, y todavía queda mucho por hacer, ya que sólo “parte de esa sociedad civil logrará formar partidos políticos”.

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