Fernando Hidalgo, el encantador de televidentes

“Detrás de toda adversidad está la semilla de la oportunidad”. Es uno de los lemas que con más insistencia repite el exitoso conductor de televisión Fernando Hidalgo, que actualmente produce “El Show de Fernando Hidalgo”, a las 7:00 p.m. en el canal 41, visto en el sur de la Florida, Puerto Rico, Nueva York y República Dominicana (a través de su Web en Internet, el programa puede verse en cualquier parte del mundo).
Los programas de Hidalgo, que circulan clandestinamente en Cuba a través de CD’s y fragmentos bajados de Youtube, también son de los más solicitados en la Isla.
Fernando Hidalgo nació, precisamente, en Cuba. Confiesa que tuvo una niñez pobre, feliz y “llena de curiosidad hacia todo lo que le rodeaba”. Como narra en su libro Sobreviviente del infierno: “Era un niño extremadamente pobre. Mi padre ganaba un pequeño sueldo como soldado, y esa exigua cantidad de dinero era el único sustento de la familia. Vivía en un solar de ocho cuartos, o habitaciones, y en cada uno de esos habitáculos residía una familia distinta, aunque compartíamos todos un cuarto de baño común. Recuerdo que por papel sanitario disponíamos de pedazos de periódicos y revistas viejas, que colgaban de un clavo en la pared. En la actualidad, en Cuba, el uso de periódicos para esos menesteres se ha generalizado tanto que ya no llama la atención, pero en mi infancia, por aquellos días, el papel periódico en los aseos era una señal de pobreza”.
Hidalgo llegó a Chicago con su familia en la década del 60 del siglo pasado, y con el tiempo se convirtió en el locutor más joven de la radio hispana. Después se radicó en Puerto Rico, donde cimentó una amplia carrera artística como locutor, animador y actor autodidacta.
En los años 70, Hidalgo trabajó en Hollywood acompañando a estrellas de la categoría de John Wayne y Rock Hudson, y a continuación regresó a Puerto Rico para convertirse en productor de televisión. En Venezuela, a principios de los años 80, protagonizó una exitosa serie de televisión que se distribuyó en veinte países de América Latina y que también adquirió un importante canal de habla hispana en los Estados Unidos. Durante su carrera ha producido 14 programas de televisión y su carisma ha encantado a millones de televidentes.
Ya en los años noventa, el conocido presentador pasa de Venezuela a Miami para trabajar en América TeVe, donde lleva 14 años como productor del popular programa “El Show de Fernando Hidalgo”. Estudió metafísica de forma autodidacta en los años 70 y se hizo maestro en la materia. Más tarde abrió un consultorio donde durante cinco años atendió problemas sentimentales y de autoestima. Muchos sicólogos profesionales lo consultaban.
Grabó dos casetes de mensajes metafísicos motivacionales, un casete de tratamientos mentales y un curso en vídeo de programación mental, donde enseñó que la mente se puede programar como una computadora, para bien o para mal. Hidalgo aprende, practica y enseña la sanación síquica, y entre sus principales normas de conducta figuran las siguientes:
-“Lo principal que he aprendido de la vida es que hay que hacer todo lo posible para contribuir a que este planeta sea un lugar mucho mejor para vivir que el que encontramos al nacer”.
-“Todo lo que se siembra se recoge”.
-“Cuido celosamente de no hacer a alguien lo que no me gustaría que me hicieran a mí”.
-“Afirmo que todo lo que uno se propone apasionadamente se puede lograr”.
-“Soy perseverante al punto de la terquedad”.
-“Creo en la honestidad. Mi padre siempre repetía que es negocio ser honrado”.
Fernando Hidalgo se considera “un ciudadano del Universo”, es radicalmente anticomunista y no cree en las religiones, “pero sí en un Dios bueno y bondadoso”. La metafísica, como confiesa en la contraportada de su primer libro publicado, lo apasiona. El siguiente fragmento de Sobreviviente del infierno recrea esa vocación y explica, en mayor medida, por qué este profesional del conocimiento se ha convertido en un triunfador que pone bien en alto el nombre de Cuba por dondequiera que pasa:
“Arriesgarás al tratar de triunfar en la vida, pues siempre existe la posibilidad de fracasar. Pero el fracaso es sólo el triunfo al revés. Si perseveras en tu empeño, un día, finalmente, triunfarás en lo que te propongas. Aunque debes tomar riesgos, ten presente que el mayor peligro de tu vida sería, precisamente, no tomarlos. Si no arriesgas nada, no harás nada, no obtendrás nada, no serás nada, no llegarás a nada. Simplemente, no podrás sentir, vibrar, vivir, amar a plenitud. Permanecerías encadenado a una triste y aburrida rutina diaria, desperdiciando tu más caro tesoro, que es tu libertad individual, tu voluntad de superarte. Arriésgate a progresar, espiritual, mental, física y materialmente. Arriésgate a escoger el camino de la felicidad”.

Redacción

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