Ana Olema, el arte político

“He tratado de hacer plataformas donde el arte reutiliza los escenarios de la realidad para discutir sobre lo posible y lo imposible, lo correcto y  lo inadecuado, lo absurdo y lo razonable; donde el arte puede adquirir un poder tal que logra involucrarse en el diseño de la vida misma, un arte total”, dice la performer y artista visual Ana Olema en su blog. Precisamente es su capacidad para “involucrarse en el diseño de la vida misma” lo que más llama la atención de esta creadora nacida en 1986 en Holguín, zona oriental de Cuba. Porque Olema también se reconoce a sí misma como “una activista política” que “trabaja interdisciplinariamente con grupos provenientes de las subculturas urbanas, la alternatividad y de las sociedades civiles de Cuba y el mundo”. Y lo que dice lo dice sin pelos en la lengua, tajantemente, en un contexto artístico que, como el cubano, se ha acostumbrado durante décadas a abordar ambigua y/o metafóricamente, camaleónicamente, la realidad que lo agobia.

Olema lo tiene claro. Tan claro que utiliza la frase como cabecera de su página personal en Internet: “Soy una artista política, ¿y qué?”. En este sentido, y la citamos, su trabajo “gira alrededor de la ideología como coartada psicológica que los poderes ofrecen  al sujeto social, el cual se debate entre el ser individual y el animal político; y las contradicciones que de esta paradójica dualidad se pueden generar.  La ideología como interpretación de la realidad suministrada por el poder que llega luego a convertirse en la realidad misma”.

A pesar de su juventud, el currículo de Ana Olema es ya extenso. Estudió en la “Cátedra de Arte de Conducta, proyecto pedagógico de Tania Bruguera: un programa de arte político”, y su obra ha sido expuesta en La Bienal de Corea del Sur (2008), La Bienal de La Habana (2006, 2009) y La Bienal de Liverpool (2010). Ha participado además en disímiles eventos y proyectos, y en exposiciones colectivas como “Muestra de obras 2005-2007 correspondiente a la investigación de la artista sobre La educación en Cuba”, del Proyecto “Inventario”, y la “La parte maldita”, con curaduría de Víctor Albarracín y María Isabel Rueda.

Olema ha realizado también dirección de fotografía en diversos cortometrajes y documentales y fue productora y coordinadora del programa de Residencia Batiscafo (Fundación Hivos. Triangle Arts Trust).

La Constitución de la República de Cuba Libre

“La Constitución de La República de Cuba Libre” es uno de los proyectos más atrevidos y diametrales de Ana Olema. En clave paródica, la artista elabora una constitución alternativa ―que recita enfundada en un pasamontañas― como herramienta para la construcción de “una nueva nación no en un territorio físico, sino en un territorio moral que incluye a los cubanos emigrados por el mundo entero sin derecho a regresar”. La Constitución, salpicada a ratos de un humor incisivo, es para uso de “los cubanos libres”, a quienes define de la siguiente manera:

“El gentilicio de los cubanos que viven dentro del territorio físico de la Isla de Cuba y que deciden convertirse en ciudadanos de la República de Cuba Libre es libertos.  El gentilicio de los cubanos que viven fuera del territorio físico de la Isla de Cuba  y que deciden convertirse en ciudadanos de la República de Cuba Libre ―cuyo deber principal es apoyar la rebelión, pensando siempre en el retorno añorado― es desterrados. Todos los ciudadanos de la República de Cuba Libre, ya sean cubanos libertos o cubanos desterrados, reciben el gentilicio de cubanos libres”.

A continuación un fragmento de la Constitución:

“Los símbolos nacionales de la República de Cuba Libre son: a) El árbol nacional es la Dichrostachys cinérea, cuyo nombre común es marabú. El marabú es una plaga indeseable e invasora que perjudica a los ecosistemas. Ha sido uno de los males que ha afectado al pueblo cubano durante décadas, sobre todo a partir de la negligencia del gobierno revolucionario, por la que se han vuelto improductivas el 80% de las tierras cubanas. El marabú es para los cubanos libres un símbolo del doloroso pasado que hemos tenido, tan doloroso como las espinas que posee este arbusto o árbol; también significa que los cubanos libres somos una plaga difícil de erradicar, porque nuestras raíces son largas y somos numerosos los que estamos en rebelión; así, por más que intenten cortarnos y quemarnos, cada día aumentará el sinnúmero de nuestros retoños radicales. b) La flor nacional es la rosa blanca, símbolo que procede de la poética de José Martí, quien, en su poema "Cultivo una rosa blanca", hace un llamado a la erradicación del odio nacional y de las divisiones familiares, un llamado a la unión y a la paz futura en una verdadera libertad. c) El animal nacional es la claria, una especie de pez gato caminador que fue introducido en Cuba para aumentar el consumo de proteína durante los años del llamado "periodo especial en tiempo de paz", que se ha convertido en una amenaza voraz del ecosistema, arrasando todo lo que tiene a su paso. Las clarias comenzaron a ser criadas en estanques, pero fueron saliendo de cautiverio, se dieron a la fuga y se expandieron por todo el país. La claria es un símbolo que nos hace recordar todos los años de hambre y miseria a los que hemos estado sometidos; nos recuerda la necesidad de estar en libertad y la fiereza de nuestra Rebelión.

http://anaolema.blogspot.com/

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