Eskinder Nega en el paraíso de la censura

Etiopía se ha convertido en el paraíso africano de la censura. Más de 20 medios de prensa han desaparecido en los últimos seis años y al menos 79 periodistas han huido del país en la última década, lo que lo convierte en el líder mundial en este sentido, según cifras del Comité de Protección a los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés). En el verano de 2009 el Parlamento etíope, en el que 545 de los 547 escaños establecidos son controlados por el partido en el poder, aprobó una ley “antiterrorista” que desde entonces ha servido de tapadera retórica al primer ministro Meles Zenawi para acusar de traición o terrorismo a quienes ejercen en ese país su legítimo derecho a la libertad de expresión y asociación, y encarcelarlos. Entre las víctimas más conocidas de esta Ley Mordaza a la africana figura el bloguero, escritor y periodista Eskinder Nega, receptor en la primavera de este año del premio PEN /Barbara Goldsmith Libertad de Escribir.

“En febrero de 2011, la policía etíope amenazó con llevar a prisión al bloguero disidente Eskinder Nega si no dejaba de comparar los levantamientos de la Primavera Árabe con las protestas prodemocráticas vividas en Etiopía en el año 2005”, apunta Mohamed Keita, del capítulo africano del CPJ.  Se refiere a un artículo online donde el periodista pedía a los miembros de los servicios de seguridad etíopes no disparar a manifestantes desarmados ―como lo hicieron en 2005― en caso de que la Primavera Árabe se extendiera a Etiopía.

“Nueve meses después, Eskinder fue detenido, acusado de terrorismo y actualmente se enfrenta a una posible sentencia de cadena perpetua, un proceso politizado y que se basa en las críticas que el bloguero vertió en Internet. Etiopía maneja la mayor y más sofisticada infraestructura de censura en Internet de toda África subsahariana y fue clasificada entre los diez primeros puestos de la calificación de Opresores en Línea del CPJ”, añade Keita.

Finalmente, en junio pasado, una corte declaró a Nega y otros 23 disidentes culpables de “terrorismo, traición y otros delitos”. Se amenazó con imponerles una pena de cadena perpetua, acusados de vínculos con un grupo de oposición basado en Estados Unidos de nombre Ginbot Seven, considerado una organización terrorista bajo la terrorista ley de Etiopía.

Pero Eskinder Nega no es el único comunicador procesado por el régimen. Desde 2011 el gobierno etíope ha acusado a otros diez periodistas por amenazas a la seguridad nacional cuando en realidad cuestionaban las acciones del gobierno y sus políticas, actividades que en todo el mundo se reconocen como fundamentales para cualquier prensa libre. Paradójicamente, al tratar de silenciar a aquellos que se oponen al régimen etíope, éste sólo está poniendo de relieve las preocupaciones de muchos, dentro y fuera de Etiopía, sobre el deterioro de la democracia y los derechos humanos en ese país.

Una trayectoria al servicio del periodismo libre


Eskinder Nega ha ejercido un periodismo crítico con el actual régimen etíope desde 1993, cuando fundó su primer periódico, Ethiopis. Tras la clausura del rotativo por las fuerzas del gobierno, dirigió varias publicaciones también censuradas y trabajó como columnista en otros medios, como Menilik, Asqual y Satanaw. En 2005 las autoridades le retiraron la licencia de periodista. La televisión estatal, al servicio del régimen, lo ha definido incluso como un “espía de las fuerzas extranjeras”. 

En 2007, Nega y su esposa, Serkalem Fasilla, donaron el efectivo del Premio al Valor en el Periodismo, otorgado a Serkalem por la International Women’s Media Foundation (Fundación Internacional de Medios de Comunicación de Mujeres, IWMF), a Amnistía Internacional y al CPJ. El premio PEN /Barbara Goldsmith Libertad de Escribir 2012, que distingue a los escritores internacionales perseguidos o encarcelados por ejercer o defender la libertad de expresión y la de prensa, le fue entregado a Nega este año.

Aunque Eskinder Nega tiene un permiso de residencia en los Estados Unidos, él y su familia se han negado a huir de Etiopía. En definitiva, tras la clausura de los principales periódicos en los que trabajaba, Nega se convirtió en uno de los columnistas online más populares e independientes del país.

Según el CPJ, “sería difícil encontrar un mejor símbolo de la represión de los medios en África. El veterano periodista y bloguero disidente ha sido detenido siete veces por el gobierno del Primer Ministro Meles Zenawi durante las últimas dos décadas, una de ellas el pasado 14 de septiembre de 2011 después de publicar una columna en la que instaba al gobierno a respetar la libertad de expresión y el derecho de reunión, así como a acabar con la tortura en las cárceles”. EL presidente del PEN American Center, Peter Godwin, ha definido también al escritor etíope como “el más valiente y más admirable, capaz de tomar su pluma para escribir las cosas que sabía que lo pondrían en peligro… Su carácter le ha convertido en víctima de las medidas draconianas del gobierno etíope, que penaliza el pensamiento crítico”.

A continuación un fragmento de La caída de Gadafi y Meles Zenawi, uno de los artículos de Nega que enfureció al régimen etíope:

“Espero que la Primavera Árabe llegue también a las dictaduras que quedan en el África subsahariana. La primavera ya está a las puertas, y no va a esperar por siempre para entrar. Nadie sabe cuál dictadura subsahariana cederá en primer lugar, pero eso es casi irrelevante. Lo que importa es que la difusión del movimiento liberador será inevitable una vez comience. El triunfo de la esperanza en una sola dictadura subsahariana va a engendrar una primavera a todo lo largo y ancho del continente africano, esperemos que pacífica. Y como Egipto, la mayor dictadura del mundo árabe durante el reinado de Mubarak, constituyó el premio gordo de las protestas, Etiopía, la dictadura más grande al sur del Sahara, será el premio gordo de una primavera africana. No podía haber habido una Primavera Árabe sin Egipto. Y no habrá una Primavera Africana sin Etiopía.

“Con suerte, Meles entenderá esto y hará a su país y a África un gran favor. Cuando llegue el momento de lo inevitable, no debe resistirse inútilmente. Esta es la lección fundamental que se debe aprender del final innecesariamente destructivo de Gadafi. Etiopía debe y tiene que evitar la violencia. Si Etiopía rechaza la violencia, también lo hará la mayor parte del África subsahariana. Y sólo entonces la llegada de la Primavera de África será mejor noticia que la Primavera Árabe”.