Entre los proyectos y movimientos protagonizados por la oposición pacífica al totalitarismo implantado en Cuba, sin duda el Proyecto Varela destaca por su alcance, dinamismo y popularidad. Fue un proyecto de ley ideado y dirigido por el opositor Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación (http://www.oswaldopaya.org/es/), en la segunda mitad de la década de los noventa. Abogaba por reformas políticas a favor de mayores libertades individuales en la Isla, y se sustentaba en el artículo 88 (g) de la Constitución de 1976 (oficialista), que supuestamente permitía a los ciudadanos proponer leyes si más de 10.000 electores registrados presentaban sus firmas a favor.
El nombre del proyecto tomó el apellido del padre Félix Varela, un líder religioso de principios del siglo XIX, maestro, escritor, filósofo y político considerado uno de los forjadores de la nación cubana.
“Entre 1996 y 1997, redacté el Proyecto Varela, que el Movimiento Cristiano Liberación adoptó como propio”, declaró el propio Payá a la revista mexicana Letras Libres en 2002. “Se basa en un derecho establecido en la Constitución vigente, según el cual los ciudadanos pueden proponer cambios en el orden jurídico, y así se propone que, mediante la consulta popular, el pueblo decida sobre la realización de los cambios y el alcance de los mismos. Este referéndum no es sobre un sistema político, sino sobre algo más primario, los derechos fundamentales, que ni la ley ni la práctica respetan en Cuba. El pueblo decidiría si la ley debe cambiar para que se garanticen esos derechos”.
El hecho de que en 2002 Payá presentara personalmente 11.020 firmas ante la llamada “Asamblea Nacional del Poder Popular” cubana, y en 2004 otras 14.000, constituyó una demostración inédita de la oposición pacífica y una prueba de su contacto e interacción con el pueblo, con el ciudadano de a pie. En esas miles de firmas recogidas casa por casa, pueblo por pueblo, venciendo las reticencias de una sociedad atemorizada por el poder totalitario e interponiendo la conciencia del poder ciudadano, radica la trascendencia del Proyecto Varela y el temor que inspiró a los hermanos Castro, al punto de obligarlos a movilizar al régimen y alterar su propia Constitución.
“Lo justo es darle la voz al pueblo, a todos los cubanos, pero para que sea a todos tiene que ser mediante la garantía de los derechos civiles y políticos”, apuntaría Payá en junio de 2012, poco antes de morir. En este sentido, el Proyecto Varela pretendía abrir cauces de participación dirigidos, en última instancia, a garantizar esos derechos.
Las reformas
Las reformas legislativas propuestas por el Proyecto Varela se centraban fundamentalmente en cinco puntos:
-Los derechos a la libre expresión y a la libre asociación que garantizarían el pluralismo, abriendo la sociedad cubana al debate político y facilitando una democracia más participativa.
-La amnistía de todos aquellos encarcelados por motivos políticos entendida como paso imprescindible para la reconciliación de los cubanos.
-El derecho de los cubanos a formar empresas tanto de propiedad individual como cooperativa, armonizando esta participación ciudadana en la economía con la orientación social de la empresa, el respeto al consumidor y los derechos de los trabajadores.
-Una nueva ley electoral, que modificara la nominación de los candidatos y el propio sistema de elección de los mismos. La propuesta promovía que los candidatos a delegados a la Asamblea Municipal, los candidatos a delegados a la Asamblea Provincial y los candidatos a Diputados a la Asamblea Nacional fueran propuestos y escogidos directamente por los electores de su circunscripción, pudiendo existir varios candidatos para cada uno de los cargos, y proponía el establecimiento de una serie de garantías para que los candidatos pudieran realizar su campaña electoral.
Miradas a un Proyecto
“El Proyecto Varela tiene dos dimensiones fundamentales: Podemos hablar primero de una dimensión técnica, que implica una petición ciudadana apoyada en la Constitución donde se piden cambios en las leyes para garantizar derechos que no tienen leyes complementarias o que simplemente no se respetan por las leyes vigentes. EL Proyecto Varela pide derechos que pertenecen al ser humano y que no podemos practicar en Cuba, es decir, pide derechos reconocidos universalmente. Y además, pone en manos del pueblo la decisión de la consulta popular como un ejercicio en un momento de crisis y ante una necesidad vital de cambios para Cuba. También el Proyecto Varela tiene una segunda dimensión liberadora. Y esto es un paso que debe dar cada cubano venciendo el miedo, el escepticismo, participando como protagonista del cambio y luchando contra todo ese ambiente que oprime y que trata de impedir que el ciudadano tenga este gesto liberador” (Oswaldo Payá entrevistado por Alberto Muller en el Diario las Américas, 4 de junio de 2002).
“El más insignificante de los disidentes cubanos vio pasar por sus manos una planilla, una copia o resumen de la gama de estrategias que Payá quiso hacer sintonizar para que Cuba fuera diferente. Amén de virtudes, defectos y contradicciones, ahí estaba su grandeza. El régimen cubano tuvo que mover, en un acto de acrobacia para la obediencia, al pueblo para enmendar aquellos artículos que daban un resquicio de libertad y que eran letra muerta en la Constitución hasta que a Oswaldo Payá le dio por agarrarse a ellos. El Proyecto Varela fue una palanca que movió al país” (Luis Felipe Rojas, http://cruzarlasalambradas.wordpress.com/2012/07/23/oswaldo-paya-el-acto-de-servir/).
“Es grato ver que los artículos 63 y 88 de la Constitución cubana facultan a los ciudadanos para presentar una petición ante la Asamblea Nacional para autorizar un referéndum que cambie las leyes si 10.000 o más ciudadanos la firman. He sido informado que tal esfuerzo, conocido bajo el nombre del Proyecto Varela, ha logrado suficientes firmas y ha presentado una petición de esta naturaleza ante la Asamblea Nacional. Cuando los cubanos ejerzan este derecho para pacíficamente cambiar sus leyes mediante un voto directo, el mundo verá cómo son los cubanos, y no los extranjeros, quienes decidirán el futuro de este país” (expresidente Jimmy Carter, discurso en la Universidad de La Habana en 2002. http://www.cartercenter.org/news/documents/doc517.html?printerFriendly=true).
“Venga el Varela, porque como ninguna otra iniciativa de la oposición, sí ha ayudado a darle el reconocimiento internacional que nuestro movimiento democrático interno necesitaba. Venga el Varela, porque sí ha obligado al régimen a hacer costosas maniobras políticas que lo único que han servido es para acentuar su aislamiento y desacreditarle aún más ante el mundo y el pueblo. Venga el Varela, porque con las miles de firmas que ha recaudado está convirtiendo a los cubanos de la Isla en protagonistas de su historia. Venga el Varela, porque con la oportunidad que nos ofrece de respaldarlo, difundirlo y representarlo en el ámbito internacional también convierte a los desterrados, no importa su ideología, en protagonistas de los cambios necesarios de la Patria” (Carlos Manuel Estefanía en Cuba Nuestra, http://www.angelfire.com/tn/tiempos/mundo/texto48.html ).
“La disidencia cubana ha decidido desafiar al gobierno de Raúl Castro impulsando el Proyecto Varela, una iniciativa popular para lograr un referéndum que conduzca a la democratización. El plan, que le valió a su promotor, Oswaldo Payá, el Premio Sajarov del Parlamento Europeo en 2002, sigue al pie de la letra la ley cubana, que exige 10.000 firmas para solicitar a la Asamblea Nacional del Poder Popular la convocatoria de un referéndum. Sin embargo, la respuesta del régimen a las 25.000 firmas presentadas por Payá para pedir una consulta sobre libertades políticas y económicas fue contundente: la oleada represiva en la Primavera Negra llevó a la cárcel a 75 disidentes, entre ellos 42 coordinadores del Proyecto Varela” (Maite Rico en El País, http://elpais.com/diario/2008/10/25/internacional/1224885611_850215.html ).
“Inteligente como pocos, y sustentado en la tenacidad de cientos de voluntariosos activistas, el Proyecto Varela logró colarse por los intersticios de la “legalidad” castrista, dándole la vuelta a la tortilla de su Constitución. En respuesta, el régimen movilizó en bloque a cientos de miles de cubanos durante un número indeterminado de días, con las consecuentes pérdidas para una economía al borde del colapso, tachó de “irrevocable” al socialismo y apeló a mecanismos de distracción y envilecimiento para trasladar hacia afuera un problema de adentro (algo conceptualmente grotesco habida cuenta del nacionalismo –artificial– del que siempre se ha servido el castrismo), identificando a la iniciativa con una maniobra imperial” (Armando Añel en Neo Club Press, http://neoclubpress.com/opinion/articulos/3807-de-oswaldo-payc3a1-y-el-proyecto-varela.html ).
Nota
El Movimiento Cristiano Liberación (MCL), fundado en 1988 por Oswaldo Payá, es una organización de la oposición pacífica con fuerte presencia de católicos seculares, enfocada en defender y proyectar los derechos civiles de los cubanos “a través del marco legal existente y la participación inclusiva”. Sus estatutos apuestan por una “solución pacífica” del diferendo cubano “determinada por el pueblo”. 23 de los 75 disidentes detenidos y encarcelados durante la llamada “Primavera Negra de Cuba”, en 2003, pertenecían al MCL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario