Free Pussy Riot / Rusia


El 21 de febrero de este año 2012, cinco jóvenes mujeres con pasamontañas y vestidos coloridos acudieron a la catedral de Cristo el Salvador, en Moscú, para interpretar la canción protesta “Virgen María, sálvanos de Putin”. Eran miembros del grupo punk feminista Pussy Riot y el espectáculo duró apenas 30 segundos, el tiempo que el personal relacionado con el templo demoró en despejar el sitio.

Sin embargo, un vídeo posterior del grupo fue distribuido en Internet. La canción pedía a la Virgen María que se volviera feminista y desterrara a Vladimir Putin. También criticaba la dedicación y el apoyo dados por algunos representantes de la iglesia ortodoxa rusa al autoritario gobernante.

Tres de las mujeres, Nadezhda Tolokonnikova, de 23 años, María Alekhina, de 24 años, y Ekaterina Samutsevich, de 29 años ―dos de ellas tienen niños pequeños―, fueron detenidas en marzo y encarceladas, acusadas de “vandalismo por odio religioso”. El acta de acusación refería que las jóvenes actuaron de forma organizada y premeditada e infligieron “grandes sufrimientos” a los creyentes del lugar: hablaba de “blasfemia”, “sacrilegio” y “ataque al carácter sacramental del secreto eclesiástico”, términos que, no obstante, no están tipificados en el código penal de la Federación Rusa, oficialmente un Estado laico.

De nada valieron las denuncias internacionales, de Amnistía internacional y otros grupos de derechos humanos. En agosto, la jueza Marina Syrova halló culpables a las tres integrantes del grupo, que fueron condenadas a dos años de prisión cada una. Y es que desde su fundación, en 2011, Pussy Riot ha realizado actuaciones en lugares públicos como el metro de Moscú y la Plaza Roja contra la represión de la libertad de expresión y reunión en Rusia, la falta de transparencia de los procesos políticos y la atribución de falsos delitos a los activistas opositores.

Nace un movimiento

En julio pasado, ya cerca de 200 prominentes figuras de las artes y la cultura rusa habían firmado una carta expresando su indignación ante el atropello a Pussy Riot, y 42,000 personas más añadieron sus rúbricas. Amnistía Internacional calificó la condena como “un golpe amargo contra la libertad de expresión”, y Human Rights Watch afirmó que “estas mujeres nunca deberían haber sido acusadas de un delito de incitación al odio y deberían ser liberadas inmediatamente”.

También numerosas figuras internacionales del espectáculo y la música pop y rock se han sumado al movimiento por la liberación de las tres jóvenes, como Paul McCartney, Madonna, Red Hot Chili Peppers, Sting, Kiss, Peter Gabriel, Faith No More o Björk. El disidente Vladímir Bukovski ha sido ocurrente a la hora de calificar estos apoyos: “Vivimos en un mundo virtual, ellas (Pussy Riot) apelaron a la Virgen y les respondió Madonna”.

En carta a una de las integrantes del grupo, Ekaterina Samutsevich, Yoko Ono agradecía así la labor de Pussy Riot:

“Gracias. Usted tiene razón. ¡Ha ganado! Ha ganado por todas nosotras, las mujeres de todo el mundo. El poder de cada palabra está creciendo en nosotras”.

Precisamente el pasado 21 de septiembre de 2012, en  Nueva York, le fue concedido al grupo punk el premio para la paz Lennon-Ono. Creado en 2002 en memoria de la militancia del exintegrante de The Beatles, el reconocimiento es otorgado cada dos años por la viuda de John Lennon a aquellas personas cuya lucha por la paz mundial resulta relevante. Yoko entregó el galardón a Pyotr Verzilov, esposo de la líder de Pussy Riot, Nadezhda Tolokonnikova.

Las protestas contra la sentencia de cárcel se suceden en Internet ―principal soporte del movimiento―, y en varias ciudades del mundo. Barcelona, Paris, Copenhague, Londres, Nueva York, Colonia, México D.F. y Madrid son algunas de ellas. Los manifestantes visten pasamontañas de varios colores, similares a los que usaron las Pussy Riot cuando hicieron su protesta en la catedral moscovita. En Kiev tuvo lugar una de las demostraciones más simbólicas contra la complicidad de la Iglesia con el poder ruso, cuando una mujer desnuda, acompañada de otras tres, serruchó con una motosierra una gran cruz de madera.

El movimiento de solidaridad con las mujeres condenadas (http://freepussyriot.org/) se ha expresado de diversas formas alrededor del planeta. Estas son algunas de ellas:

21 de agosto de 2012. Varios manifestantes ingresaron al templo de la catedral de la ciudad de Colonia, en Alemania, para manifestar su apoyo a la agrupación y exigir que sus integrantes sean liberadas con pancartas que tenían escrito “Free Pussy Riots and all prisoners” (Libertad para Pussy Riot y todos los presos).

25 agosto de 2012. La Red Feminista de Galicia improvisó una manifestación en los balcones de la Catedral de Santiago para pedir a las autoridades rusas que liberen a las tres miembros de la banda punk. En la basílica gallega, seis integrantes de la Red, ataviadas con medias de colores en la cabeza a manera de pasamontañas, desplegaron pancartas en las que podía leerse “Pussy Riot” y “Liberdade”.

4 de septiembre de 2012. El Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh) y un grupo de mujeres protestaron antela Embajada de Rusia en Santiago de Chile en favor de la diversidad sexual y por la condena de dos años de cárcel a las integrantes de Pussy Riot.

7 de septiembre de 2012. La organización Ladyfest, la promotora Explosión Musical, la revista Una Buena Barba y la sala Siroco organizaron un concierto tributo en Madrid con las actuaciones de Fundación Robo, Las Jennys de Arroyoculebro, La Sexpeares y Gruppo Paralelo. El objetivo: recaudar fondos para liberar a las Pussy Riot.

7 de septiembre de 2012. Organizado por Amnistía Internacional, se celebró el concierto “Free Pussy Riot! Solidarity Night”, en The Black Box, Hill Street, Belfast, con la participación de las bandas Featuring Katie and the Carnival, Wyldling, Uke Belfast y Morgan MacIntyre, entre otras.

Un movimiento de liberación

En agosto de este año 2012, en entrevista concedida a la publicación alemana Der Spiegel, Nadezhda Tolokonnikova, definía así su visión libertaria:

“Las mujeres rusas están atrapadas en algún punto entre los estereotipos occidental y eslavo. Por desgracia, Rusia está aún dominada por la imagen de siglos de la mujer como cuidadora del hogar, y de las mujeres que crían solas a sus hijos, sin ayuda del hombre. Esa imagen sigue siendo cultivada por la Iglesia Ortodoxa rusa, que convierte a las mujeres en esclavas, y la ideología de Putin de una supuesta democracia soberana sopla en la misma dirección. Las dos rechazan todo lo occidental, incluyendo el feminismo. Pero Rusia, también, tiene la tradición de un movimiento de liberación femenina de estilo occidental, que Stalin aplastó. Espero que vuelva a levantarse… y que nosotras podamos ayudar a que ocurra” (http://www.spiegel.de/international/world/spiegel-interview-with-pussy-riot-activist-nadezhda-tolokonnikova-a-853546.html).

Una liberación que también atañe a la sociedad en su conjunto, como bien saben  las Pussy Riot y refleja este fragmento de uno de los poemas de María Alekhina ―otra de las integrantes del grupo condenada a tres años de prisión― publicado en The Huffington Post:

Si opta por hacer el bien, si decide ayudar pase lo que pase, sepa esto:
Usted ha perdido toda seguridad.
Pero ello no significa que usted no tenga que hacerlo.
Es importante recordar qué somos.
Es importante saber que tu conciencia es lo que importa.
Es importante seguir nuestra conciencia.
Es importante no sólo cambiar las cosas, sino saber que usted las está cambiando...


http://www.huffingtonpost.com/2012/09/26/pussy-riot-poems-a-punk-prayer-yoko_n_1917820.html

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